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Vaca Muerta 24.10.24

Se esperan inversiones por 15.000 millones de dólares

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En una remota zona desértica de la Patagonia, el futuro de Argentina como gran exportador de energía está tomando forma.

Vaca Muerta es el cuarto yacimiento mundial de petróleo de shale oil y el segundo de shale gas. Está previsto que un oleoducto con dirección hacia el sur llegue a la ciudad de Allen, a 130 km, a finales de este año. Un segundo tramo, cuya finalización está prevista para 2026, transportaría el crudo otros 440 km hasta Punta Colorada, en la costa sudeste.

“Se trata del primer gran oleoducto del país concebido íntegramente para la exportación”, afirma Manuel Castillo, que dirige el proyecto para YPF. “Con el tiempo, aumentaremos la capacidad de transporte de la cuenca en un 70%”.

Vaca Muerta está a punto de cumplir la promesa que los sucesivos gobiernos han venido pregonando durante los 14 años transcurridos desde su descubrimiento, a medida que las nuevas infraestructuras alivian los cuellos de botella en el transporte que durante tanto tiempo han obstaculizado la producción.

Un proyecto de oleoducto, finalizado el año pasado, permitió reanudar las exportaciones de petróleo a Chile después de 17 años. Otro, cuya finalización se prevé para 2025, aumentará los flujos hacia la costa de la provincia de Buenos Aires.

La producción diaria de petróleo de la cuenca se ha cuadruplicado en los últimos cinco años, de 90.000 barriles por día (bpd) en 2019a 569.000 bpd en agosto de 2024 y podría llegar a 1,1 millones en 2030, según la cámara empresarial local de hidrocarburos CEPH. Esto permitiría exportar casi 700.000 barriles diarios.

Se espera que Argentina, que ha tenido déficit energético desde 2013, obtenga este año un beneficio neto de u$s 5000 millones por sus exportaciones, en un momento en que sus reservas de divisas se están agotando peligrosamente.

Pero la economía sigue sujeta a estrictos controles de divisas y capitales, y el país todavía debe resolver sus desafíos macroeconómicos antes de poder atraer la inversión necesaria para convertirse en un exportador significativo, advierten las empresas.

Aun así, la elección, hace casi un año, del Presidente Javier Milei -que prometió levantar los controles y desregular el sector-, entusiasma a los inversores.

Miguel Galuccio, fundador Vista Energy, afirma que la cuenca tiene un enorme margen de crecimiento. “La calidad de la formación de Vaca Muerta es insuperable, [incluso mayor] que la de la Cuenca Pérmica de Estados Unidos”, afirma.

Vaca Muerta es lo más parecido que Argentina ha tenido a una política de Estado. Los gobiernos peronistas subsidiaron la producción temprana en la década de 2010. Políticos de todo el espectro argumentan que el país no debe renunciar a sus recursos de petróleo y gas mientras los países más ricos se demoran en la reducción de emisiones, incluso cuando la preocupación por el cambio climático crece en Argentina tras las sequías que afectaron las exportaciones agrícolas.

Las tempranas inversiones de YPF y Chevron en 2014 y de Tecpetrol en 2017, permitieron una rápida disminución de los costos y el riesgo.

Pero la inversión extranjera en Vaca Muerta se ha estancado en gran medida durante la última década. En 2011, la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner impuso controles de capital que impidieron a las empresas internacionales sacar beneficios de Argentina. Un año después, su gobierno expropió YPF y, desde entonces, los sucesivos gobiernos han utilizado la cuota de mercado del 57% de la empresa para limitar los precios del combustible.

“Casi todas las empresas extranjeras que operan en Vaca Muerta lo hacen con presupuestos limitados, sólo para mantener el negocio en marcha”, afirma Nicolás Arceo, director de la consultora energética EyE.

El gobierno de Milei asegura que sus reformas atraerán hasta u$s 15.000 millones en inversiones el año que viene.

La prioridad para el Gobierno es, sin embargo, controlar la inflación anual de tres dígitos de Argentina, lo que le ha llevado a aplazar los planes de levantar los controles de capital y los topes a los precios de los combustibles.

“Aunque hemos visto progresos durante 2024, todavía existen desafíos en el entorno empresarial para permitir plenamente el crecimiento de Vaca Muerta”, afirma Javier La Rosa, director general de Chevron Latinoamérica. “Garantizar la inviolabilidad de los contratos, la libre circulación de capitales y políticas de libre mercado estables son cruciales para atraer las inversiones necesarias”.

La exportación de gas es un desafío mayor. Argentina necesita nueva financiación para varios proyectos propuestos, como un gasoducto de u$s 2500 millones hacia Brasil y una terminal de GNL de u$s30.000 millones en la costa. Milei ha descartado la financiación pública. “Hay mucha más incertidumbre en el gas”, afirma Daniel Dreizzen, director gerente de la consultora Aleph Energy.

“Para conseguir un gran salto en la producción, necesitaremos una relativa estabilidad macroeconómica y previsibilidad [legal], que todavía no tenemos”, dice Arceo. “Pero Vaca Muerta crecerá en los próximos años. Lo que está en juego es a qué velocidad”.

 

El Cronista