Logo Bolsa de Comercio de Bahía Blanca

Mercados 06.08.24

Cayó la bolsa en Japón y repercutió en todo el mundo

Imagen de Mercados 06.08.24

Leer más…

La burbuja estalló en Japón y las esquirlas saltaron por todo el mundo. ¿Qué ocurrió para que los mercados entraran en pánico entre el viernes y ayer? Lo que ocurrió es que se pinchó una burbuja que se había empezado a inflar hace tiempo, gracias a esta cadena de eventos:

  1. Los grandes fondos de inversión se endeudaron en yenes japoneses a una tasa de interés insignificante;
  2. Luego esos yenes se usaron para comprar dólares;
  3. El paso siguiente era invertir esos dólares en activos como bonos del Tesoro de los Estados Unidos, acciones con mucho potencial de suba (real o inflado) o criptomonedas.

En resumen, un mecanismo que en la base se asienta en el carry trade -aprovechar diferenciales de tasas entre monedas- que mientras funciona deja jugosas ganancias. Cuando una pieza de la estructura se resiente, saltan las alarmas.

Las alarmas saltaron la semana pasada, cuando el Banco Central de Japón abandonó el letargo y subió la tasa de interés de política monetaria del 0,1% al 0,25% anual. Desde ese momento, el yen se encareció frente al dólar -el yen se revaluó 10% en un mes- y comenzó el derrumbe. Por dos factores: 1) la deuda tomada en yenes se encareció. 2) Los dólares invertidos en diversos activos alcanzan para comprar menos dólares.

Es decir, las dos variables que antes jugaban a favor de los fondos especuladores, ahora jugaban en contra. Y considerando los volúmenes de dinero puestos en juego, lo que antes eran ganancias siderales, ahora podían convertirse en pérdidas siderales. Había que salir rápido de los activos en dólares para hacerse de divisas que luego se pudieran convertir en yenes para saldar la deuda. El timing es todo, porque no solo se pueden esfumar las ganancias, sino que el derrumbe puede arrastrar garantías -patrimonio del fondo- que se entregaron a cambio de los créditos tomados.

Esto fue lo que provocó el derrumbe de ayer, que se tradujo en una pérdida del 12% en la bolsa de Tokio y caídas generalizadas en las bolsas de todo el mundo.

Según el especialista Leonardo Chialva, de la consultora Delphos Investment, estos fondos “invirtieron mucho en bonos del Tesoro de los Estados Unidos, en las llamadas ‘big 7’ (Microsoft, Nvidia, Apple, Meta, Alphabet, Tesla y Amazon) y en algunos commodities y monedas como el peso mexicano”.

Los precios de estos activos se inflaron por encima del promedio de los índices bursátiles durante meses y por eso este lunes fueron los que lideraron el desplome.

Esta estrategia de compras tuvo sus víctimas. La estrategia de “cobertura” los llevó a “shortearse” (vender) el real brasileño, el índice Bovespa, o algunos commodities agrícolas. De ahí la mala performance este año de la bolsa de San Pablo y la devaluación del real.

Este escenario debería revertirse. Por eso Chialva cree que la explosión de la burbuja -si no arrastra a algún banco y se derrama sobre la economía real- puede ser una buena noticia para América Latina: “No descarto, por ejemplo, que el real vuelva a revaluarse o que la soja, que viene muy golpeada, se revitalice” señaló Chialva.

Es verdad que los mercados, el viernes, sumaron otro factor para acelerar la caída de Wall Street de ese día: el índice de empleo en el sector industrial de los Estados Unidos resultó peor a lo esperado, y para los analistas eso significaba que se venía una recesión económica en ese país. Ayer, algo de eso se revirtió porque el índice de empleo en el sector servicios resultó mejor a lo esperado.

Dicho esto, con el correr de las horas se diluyó -aparentemente- la chance de que la Reserva Federal de los Estados Unidos anuncie una reducción de la tasa de interés antes de lo que marca su calendario. Hasta el estallido de la burbuja, se especulaba que la primera reducción de tasas en más de dos años se anunciaría recién en septiembre.

¿Pasó el temblor? Responde Chialva: “La resolución de estos eventos depende mucho de la habilidad de los banqueros centrales para identificar si quedaron heridos que puedan provocar un riesgo sistémico. Si los controles funcionaron, el problema se reducirá a que muchos fondos de inversión habrán perdido mucha plata, los que les prestaron dinero recuperarán lo prestado vía devoluciones o ejecución de garantías y nada más. Imagino además que los activos que se inflaron en estos meses tardarán en alcanzar sus valores máximos. El problema es si alguien no hizo bien los deberes y el estallido de la burbuja arrastra a un banco. Ahí estaríamos hablando de otra cosa”.

Clarín