FMI 23.04.24
Continúa la insistencia por una devaluación
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“¿Por qué quieren tocar el tipo de cambio? Lo primero que tienen que entender es que ese análisis del tipo de cambio real, lo voy a decir en latín, es una pelotudez porque agarran y toman una serie del tipo de cambio real. ¿La pregunta es cuál es el año de referencia? Digo, que alguien me explique por qué toma determinado año como referencia para calcular el promedio. Que explique eso. Pero no, eso no lo explican. No solo eso, cuando ustedes se fijan, hay momentos donde el tipo de cambio real queda muy depreciado y hay momentos que queda muy apreciado”, planteó el presidente Javier Milei en Bariloche ante los CEO amigos reunidos en el Foro del Llao Llao.
Se sabe: las palabras de un presidente no siempre van dirigidas a su ocasional auditorio. Menos cuando se dan en medio de la negociación que está llevando Argentina con el FMI por un desembolso de más de USD15.000 millones que le permita a Luis Caputo levantar el cepo este año (lo que el FMI le recomendó el año pasado y le repite cada vez que viaja a Washington), un tema que por estas horas parece ser más importante para el Gobierno que la inflación, la motosierra o la licuadora.
Y es que las demoras en presentar un esquema monetario-cambiario “definitivo” ante los técnicos del organismo comienza a despertar dudas entre los grandes inversores. No solo por la desconfianza que provoca la inestable situación cambiaria del país sino también porque puede afectar gravemente la velocidad de salida de la recesión, haciendo que el esperado rebote del segundo semestre se transforme en la “pipa” de Nike, la cual se alargaría en tanto y en cuanto la entrada de capitales frescos se siga demorando. “Nadie de afuera va a invertir con cepos si antes ustedes no juegan capital en el país. Ustedes son los argentinos, no nosotros” le dijo el titular de un gran fondo de inversión en EE.UU. a Caputo.
Economía real
Pero a los locales que invierten en la economía real (y que no suelen ir a las cumbres del Llao Llao) no se les presenta tan claro el futuro inmediato. Creen que el Gobierno subestima el impacto del ajuste sobre la obra pública y privada y la consecuente paralización de obras, así como también los efectos sobre el achicamiento de la brecha cambiaria y los problemas tanto de empleo como del salario real.
El humor del mercado confirma lo que el FMI insinúa informalmente: los dólares no alcanzan para mantener el peso sin correcciones. Si bien el Relevamiento de Expectativa de Mercado proyecta para este año un volumen de exportaciones cercano a los USD80.200 millones, no todos esos dólares irían al BCRA, ya que el 20% se liquida con el dólar CCL, por lo que la autoridad monetaria sólo recibiría USD64.200 millones. El último staff report del FMI, publicado en febrero, indica que el cepo debe ser eliminado antes de fin de año. Pero de seguir liquidando los dólares del agro a este tipo de cambio, el ingreso de divisas podría ser negativo en más de USD400 millones, dificultando la continuidad del modelo de liquidación del campo (80% a dólar mayorista y 20% a dólar CCL).
El FMI siempre pide más, y los técnicos del Palacio de Hacienda ya están molestos: el Gobierno está sobrecumpiendo las principales metas acordadas y, según lo presentado ante el FMI, la administración nacional deberá haber acumulado unos USD9.200 millones en reservas netas durante el segundo trimestre, cuando la acumulación de divisas sobre el cierre de la semana pasada fue de USD13.968 millones. El Fondo Monetario tampoco se conmovió mucho con el fin del traspaso del dinero del Banco Central al Tesoro, que desde el 13 de diciembre se mantienen en cero.
Los reclamos del Fondo
En cambio, los economistas del FMI le pidieron al país un superávit primario de $0,9 billón durante el primer trimestre y otro de $1,9 billón a lo largo de los primeros seis meses del año. Solo entre enero y febrero alcanzó uno de $3,2 billones, aunque a costa de recortar gastos sensibles en lo social y de una abultada deuda flotante, en especial con importadores, aunque al organismo le preocupa más la deuda de USD2.200 millones con las empresas del sector energético, que percibe como la base del superávit récord que obtuvo Caputo. Asimismo, el FMI le planteó a Caputo que si entrega un bono del Tesoro para saldar la deuda, lo tomará como déficit.
Uno de los que más dudas tiene sobre la “economía cosplay” que el titular de Economía le presenta al FMI es el ex ministro chileno, Rodrigo Valdés, quien desde 2023 se desempeña como director del FMI para el hemisferio occidental. Valdés es un ex militante del Partido por la Democracia (PPD), fue presidente del Banco de Estado entre 2014 y 2015, hasta que asumió como ministro de Hacienda durante el segundo mandato de Bachelet. Aquellos que conocen a Valdés dicen que no aceptará ningún “disfraz” o “interpretación creativa” de la macroeconomía y que es uno de los que más critica en privado la “economía cosplay”.
Los técnicos que lo rodean afirman que el Gobierno argentino usó solo $75 de cada $100 obtenidos como ingresos genuinos y que el cambio de fórmula para actualizar las jubilaciones agravara la situación. Por su parte, el organismo señaló que, para sostener el superávit primario, el Gobierno no podrá gastar más de $90 o $95 por cada $100 de ingresos, por lo que tendrá que seguir recortando los subsidios en las tarifas tanto de transporte como de energía. En ese contexto, con un humor social cada vez más espeso, el Fondo Monetario recomienda frenar un poco el ajuste para que la caída del PBI (estimada en 3% para este año) y la contracción del consumo (6%) no terminen de impactar fuertemente en el electorado que votó a Milei, poniendo en riesgo el plan para ganar las elecciones de medio término y poder acelerar las reformas. Algo que, por ahora, en Washington ven con la misma desconfianza que los inversores.
BAE