Economía 29.04.24
Los bancos piensan en créditos de consumo y para vivienda
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Los bancos argentinos transitan un año bisagra. Luego de la llegada de Javier Milei y el cambio de política monetaria, el saneamiento de los pasivos remunerados del Banco Central obliga a las entidades a repensar su negocio.
En los últimos años, los bancos aprovecharon el exceso de liquidez en pesos y las fuertes tasas de interés para ganar financiando a la autoridad monetaria y la actividad de las entidades financieras se fue volviendo cada vez más transaccional, dejando de lado su característica más original: la de financiar a familias y empresas.
El sistema bancario argentino llega a este punto en medio de una incipiente y lenta consolidación: en los últimos años tres bancos internacionales dejaron el país y sus negocios fueron adquiridos por los tres principales bancos que operan en la Argentina. El caso más reciente es el del Banco Galicia, que a principios de mes confirmó que comprará las operaciones del británico HSBC, por US$550 millones.
Al mismo tiempo, acelerado por esta consolidación de entidades y el avance innegable de la digitalización, en los últimos doce meses se profundizó el cierre de sucursales físicas de atención al público, lo que da la pauta de la transformación que vive el sector bancario que busca, a la vez, mantener sus márgenes y neutralizar la competencia que les plantean las billeteras digitales y las fintech.
Chau Leliq, ¿repunta el crédito?
El cambio en el negocio bancario se perfila desde que Milei llegó a la Casa Rosada. En ese momento, la tasa que el Banco Central pagaba por las Letras de Liquidez (Leliq) era del 133% anual. La política de tasas altas había sido impulsada, sin éxito, por el expresidente del Banco Central, Miguel Angel Pesce, como un intento para frenar la espiral inflacionaria. Desde diciembre a hoy el BCRA redujo más de la mitad este nivel de tasas, al mismo tiempo que cambió varios puntos de su política monetaria para intentar sanear su balance y reducir el exceso de pesos de la economía.
El jueves, el Central aplicó el cuarto recorte en la tasa de referencia en la era Milei para llevarla al 60% mensual. Aunque a principios de año la reducción de la tasa no había redundado en una baja de las que los bancos cobraban por los créditos a las familias y empresas, en las últimas semanas eso parece que lentamente va a comenzar a cambiar.
Las entidades, sobre todo las públicas, comenzaron a bajar los costos de todo tipo de créditos. Incluso en la última semana aparecieron nuevamente en la agenda los préstamos hipotecarios, con cuotas atadas a la evolución de la inflación (UVA), que prácticamente habían salido de la escena después del gobierno de Mauricio Macri.
Para el economista Andrés Borenstein, de Econviews, son señales de que el crédito puede volver a crecer en los próximos meses. “El ratio de crédito sobre PBI en la Argentina es del 4%, el más bajo de su historia y el segundo más chico de la región: sólo en Haití el sistema financiero es más pequeño que acá”, señaló. Agregó: “El nivel de crédito encontró un piso a principios de este año, por lo que se debería ver un repunte en los próximos meses”.
En esa misma línea Juan Pablo Ronderos, fundador y socio de la consultora MAP, afirmó: “Los bancos argentinos tienen por delante una oportunidad enorme de crecimiento. Argentina está muy atrasado en el ratio crédito/PBI. Hay una demanda reprimida de financiamiento que, en la medida que la macro mejore, podría comenzar a despuntar”.
Ronderos señaló que aunque los bancos “son rentables en la Argentina y sus números sólidos”, el negocio se volvió “cada vez más transaccional y más chico”. Ahora, dijo, “los bancos dejarán de prestarle tanto al BCRA y volverán a ser bancos, en el sentido más tradicional de su actividad”.
Por su parte, Eric Ritondale, de Puente, afirmó: “Los bancos están obligados ahora a cambiar la lógica de sus negocios. Uno de los desafíos que tienen por delante es volver a originar créditos. Vamos de un esquema que se volvió casi en su totalidad transaccional a otro que es más de generación de financiamiento”. Los que se van y los que quedan La salida del HSBC de Argentina era una decisión que ya había tomado la casa matriz de la compañía hace tiempo. Pero el banco no encontraba un comprador. El cambio de ciclo político y económico propició el interés del Banco Galicia que, con esta compra, se transformó en el banco de capitales privados más grande del país y el segundo más grande por sus activos, detrás del Banco Nación. El acuerdo aún debe ser aprobado por el Banco Central.
Antes de esta operación, en 2022, el Banco Macro compró la filial argentina del brasileño ITAÚ. El puntapié inicial a esta tendencia lo había dado en 2018 el Banco Santander, cuando adquirió la cartera minorista del Citi, que decidió permanecer en el país para su segmento mayorista.
“Para los bancos internacionales, el negocio tan transaccional que propuso Argentina en los últimos años dejó de ser atractivo. Es cierto que los jugadores locales entienden mejor la coyuntura argentina y suelen manejar mejor lo que se conoce como riesgo argentino, por lo que aprovecharon la ocasión para ganar volumen de negocio con bancos que estaban a precios muy baratos”, dijo Ronderos. “Comienza a darse una consolidación, con una paulatina salida de jugadores y un recambio en los principales bancos que operan en el país”, añadió.
Menos sucursales
La consolidación del sistema bancario se da de la mano de un achique lento pero seguro de su red de sucursales. Según datos del Banco Central, en enero del año pasado había en el país 4.558 sucursales plenas. En el último dato, en enero de este año, se registraban unas 229 sucursales menos. El proceso de cierre de estos puntos de atención y venta es largo y debe ser aprobado por el Banco Central y durante buena parte del gobierno de Alberto Fernández esos cierres fueron frenados. Pero en el último año, se aceleró.
En los bancos dicen que el cierre de sucursales coincide con múltiples factores, pero en general responde a la profundización del uso de la banca digital y el abandono, certificado durante la pandemia de coronavirus, de la necesidad de operar en forma presencial.
“En todo el mundo la forma que tienen las personas de relacionarse con los bancos está cambiando”, apuntó Borenstein. “Los bancos deben aggiornarse a estos nuevos comportamientos y en la Argentina deberán ver cómo compiten con los llamados neobancos. Por ejemplo, en Brasil el crecimiento de Nubank sienta un precedente: en su último informe de inversores reportó que ya tiene 90 millones de clientes”.
Para Ronderos, la generación de “los sub-25”, que son los clientes del futuro próximo, no sabe lo que es ir a la sucursal de un banco. “El desafío es recalibrar el negocio para volverlo cada vez más digital y ahí aparece la competencia con las fintech, con las que también en algún momento se deberán mezclar”, afirmó.
Clarín