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Economía 19.09.24

Se esperan mayores flujos de capitales

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La baja de 50 puntos en la tasa de interés de referencia por parte de la Reserva Federal de los Estados Unidos (Fed) cambia el escenario económico global. Es una decisión largamente anticipada (y esperada) por economistas, bancos, empresas y analistas financieros en Wall Street y en el resto del mundo, que implica un paso hacia la “normalización” de la política monetaria tras el shock posterior a la pandemia. Además de significar una baja en el costo del crédito para compañías y consumidores, este paso tendrá consecuencias sobre la economía internacional y en países como la Argentina.

Es que al recortar la tasa de interés de política monetaria en los Estados Unidos -es la primera vez que lo decide en más de cuatro años- afecta la dinámica del crédito y los flujos de capitales globales. La Reserva Federal controla la tasa con la que los bancos toman créditos de corto plazo, pero esa cifra luego afecta al resto de las condiciones del crédito (consumo, hipotecario, tarjetas) y del ahorro, más allá de la principal economía del mundo.

Hay que remontarse a 2020 para analizar la dinámica y las consecuencias del proceso en curso. Ese año, con la pandemia de Covid-19, la Fed (al igual que el resto de los Bancos Centrales del mundo) aplicó una fuerte baja en las tasas de interés como reacción a las consecuencias del shock negativo que generó la cuarentena. Pero a medida que la economía fue normalizándose tras las restricciones, ese abaratamiento en el costo del dinero comenzó a generar presiones inflacionarias en Estados Unidos, Europa y otras regiones.

La reacción de los bancos centrales fue iniciar un sendero de subas en las tasas de interés, que en el caso de la Fed comenzó en febrero de 2022. Ese valor, que estaba en 0,25% desde 2020, pasó a 0,5% y con alzas sucesivas llegó en julio de 2025 al 5,5%, en el cual se mantuvo desde entonces. La tensión en el proceso fue intentar frenar la inflación sin hundir a la economía en una recesión. Ahora, la baja de 50 puntos, que anticipa futuros recortes el año que viene, implica dejar las tasas en el rango 4,75%-5%.

“Para la economía global es retomar un camino donde el costo del fondeo en general se reduce. Es una señal de que lo peor del ajuste ya ocurrió. Las tasas fueron corrigiendo de manera importante estos meses, a la baja, con expectativas y evolución de indicadores de actividad y empleo”, explica Fernando Baer, de la consultora Quantum Finanzas.

La baja en el costo del dinero implica un escenario de mejores condiciones para países emergentes, entre ellos la Argentina. Claro que, al mismo tiempo, las condiciones macroeconómicas locales y las dudas en torno a la dinámica cambiaría, el sector externo y la acumulación de reservas en el BCRA definen un contexto negativo, con un riesgo país por encima de los 1300 puntos básicos que hoy deja virtualmente cerrado el acceso al mercado financiero global para la Argentina.

En paralelo, la baja en las tasas de interés en Estados Unidos implica un menor “premio” por inversiones financieras en ese país, lo cual genera un incentivo hacia alternativas en mercados emergentes o más riesgosos, entre ellos los de América Latina. Las expectativas de los analistas es que este escenario financiero estimule un mayor flujo de capitales hacia estos países, que podría beneficiar a la Argentina y generar mejores opciones de financiamiento para las empresas.

Pero, a su vez, los analistas advierten sobre las consecuencias que podría tener esta dinámica sobre el nivel de actividad en Estados Unidos y el valor del dólar, que suele correlacionar con un movimiento inverso en la cotización de commodities que la Argentina exporta (dólar fuerte, menores precios, y viceversa).

“Lo que no queda claro aún es la fortaleza o debilidad que tendrá el dólar hacia adelante, y eso puede impactar en el precio de commodities. Para el país, puede ser un tema: si se deprecia algo más, los precios podrían recuperarse y, si no, lo opuesto. Pero son buenas noticias que se confirme el inicio de esta etapa de baja de tasas”, completa Baer.

En este contexto, el movimiento de la Fed impulsó en la Argentina a los bonos soberanos de deuda, que cerraron con tendencia positiva.

A pesar de que los títulos arrancaron la rueda sin grandes variaciones, luego consolidaron su movimiento al alza. Los Bonares presentaron subas del 1,83% (AL35D) y los Globales, de hasta un 2,39% (GD46D). Este avance les permitió alcanzar el precio de los niveles de abril, valores máximos desde la reestructuración de 2020.

Sin embargo, el impacto en el riesgo país no se sintió. Este indicador, que elabora el JP Morgan y mide la diferencia que pagan los bonos del Tesoro de Estados Unidos (considerados los activos más seguros del mundo) frente al resto de los países, retrocedió solo siete unidades y terminó el día en los 1363 puntos básicos (-0,51%).

Las acciones argentinas que cotizan en la Bolsa de Nueva York (ADR) presentaron variaciones dispares, luego de que los principales índices estadounidenses cerraran en rojo. Los papeles de Loma Negra avanzaron 4,7%, seguidos por BBVA (+3,7%) y Grupo Financiero Galicia (+2,2%). En sentido contrario, cayeron IRSA (-2,5%), Cresud (-1,7%) y Telecom Argentina (-1,7%).

La Bolsa porteña cerró prácticamente en neutro (+0,1%). Cotizó en 1.815.098 unidades. En las calles del microcentro, los arbolitos ofrecieron dólares blue a $1260, equivalente a una caída de $10 frente al cierre anterior (-0,7%). El contado con liquidación, instrumento que se utiliza para mover dinero de una cuenta bancaria fuera de la Argentina, retrocedió $7,85 y cerró en las pantallas del mercado de capitales a$1233,45(-0,7%).El dólar MEP, herramienta que permite a los argentinos dolarizarse legalmente y sin cepo cambiario, cayó $7,3 y cotizó a $1206,72 (-0,6%).

La Nación