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El blanqueo de capitales empezó a impactar en los números que miran en el Ministerio de Economía. Si bien el equipo de Luis Caputo maneja la información con reserva, algunos datos preliminares se hicieron públicos en las últimas horas. Uno de ellos es el resultado de la recaudación de agosto, que incluyó un renglón con el ingreso de $ 133 millones por el régimen de regularización de activos que entró en vigencia el 18 de julio pasado.

Ese leve impacto en las arcas fiscales corresponde únicamente a los contribuyentes que pagaron el impuesto especial del 5%. Es lo que ocurre con aquellos que declararon efectivo por encima del tope de US$ 100.000 y no lo depositan o invierten hasta el plazo exigido, o que incluyeron bienes por encima del monto máximo, o efectivo y cuentas que mantienen en cajas de seguridad locales o en el exterior.

“La mayoría es un mix, depositan una parte y otra no pueden porque no todo el mundo tiene efectivo. Hay gente con inmuebles, por lo general arriba de los US$ 100.000, y paga multa”, explicó Martín Caranta, del estudio Lisicki, Litvin y Asociados. Y agregó que “algunos tienen cuentas bancarias y las quieren mantener afuera porque los aísla del riesgo argentino y por ahí en un año se paga solo el 5% con lo que rinde afuera un plazo fijo o una inversión”.

Según el INDEC, los activos externos del sector privado no financiero (sociedades y hogares) alcanzó en marzo los US$ 400.925 millones, de los cuales US$ 255.148 millones eran en efectivo y depósitos en moneda extranjera. Y de esos valores, los argentinos mantenían US$ 238.233 millones fuera del sistema financiero local, ya sea en el extranjero o en “el colchón”, por fuera del radar oficial.

“La mayoría con fondos grandes está pensando en pagar multa y no repatriar. Adhieren y pagan el costo fiscal del 5%, pero no ingresan los fondos a la economía argentina, mientras los clientes más chicos, que son los que más me consultaron, están en proceso de apertura de cuentas para girar fondos y después disponer alguna inversión para no pagar el costo, y hacer algún rendimiento”, señalaron desde una sociedad de bolsa.

Hasta el 30 de septiembre, no pagan el impuesto del 5% quienes ingresan menos de US$ 100.000 o superan ese monto, pero lo depositan o invierten en activos financieros o inmobiliarios hasta el 1 de enero de 2026. Luego de esa fecha, ya no se podrá ingresar efectivo, mientras que el resto de los bienes (incluidas las cuentas bancarias) pagarán desde octubre una alícuota de 10% hasta el 31 de diciembre y un 15% hasta el 31 de marzo de 2025.

Ahora bien, dado que una parte de los fondos declarados son menores al tope y no pagan multa, la recaudación no refleja ese movimiento. Por ello, el Gobierno y analistas también miran los depósitos en dólares, que pasaron de US$ 18.580 millones a US$ 19.336 millones en agosto. “Los depósitos en dólares subieron US$ 800 millones desde que salió el blanqueo, pero el grueso desde el 15 de agosto”, dijo Franciso Ritorto, economista de ACM.

En Inviu, afirman que la mitad de las cuentas abiertas son por montos menores a los US$ 100.000 y la otra mitad por sumas mayores. En tanto, un banco extranjero de primera línea registró 8.500 cuentas al 3 de septiembre, cuando durante el blanqueo de Macri había llegado a 20.000. La gran mayoría es en dólares y menos del 20% con saldo, por un monto total de US$ 149 millones y $ 3.000 millones.

“Muchos inversores se limitan a US$ 100.000 porque creen que si lo superan pagaría impuestos. Sin embargo, se puede depositar cualquier monto sin límite y no incurrir en costos, si lo mantienen hasta la fecha establecida o lo utilizan en los destinos permitidos. Según aclaró el Ministerio de Economía el viernes, los fondos pueden destinarse a cualquier compra en dólares”, señaló Isabel Bota, gerente de producto de Balanz.

La presión de la AFIP y la cercanía del 30 de septiembre -finaliza la primera etapa del blanqueo- generó mayor interés.

Clarín